jueves, 7 de abril de 2016

Culpas viejas


SUBE a nacer conmigo, hermano







Dame la mano desde la profunda 
zona de tu dolor diseminado. 
No volverás del fondo de las rocas. 
No volverás del tiempo subterráneo. 
No volverá tu voz endurecida. 
No volverán tus ojos taladrados. 
Mírame desde el fondo de la tierra, 
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida 
vuestros viejos dolores enterrados. 
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco, 
decidme: aquí fui castigado, 
porque la joya no brilló o la tierra 
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis 
y la madera en que os crucificaron, 
encendedme los viejos pedernales, 
las viejas lámparas, los látigos pegados 
a través de los siglos en las llagas 
y las hachas de brillo ensangrentado. 
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.

A través de la tierra juntad todos 
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche 
como si yo estuviera con vosotros anclado, 
contadme todo, cadena a cadena, 
eslabón a eslabón, y paso a paso, 
afilad los cuchillos que guardasteis, 
ponedlos en mi pecho y en mi mano, 
como un río de rayos amarillos, 
como un río de tigres enterrados, 
y dejadme llorar, horas, días, años, 
edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
Apegadme los cuerpos como imanes.
Acudid a mis venas y a mi boca.
Hablad por mis palabras y mi sangre.


Canto General, Pablo Neruda



Muchos días siento algo así como regusto a culpa.
Solo por un ratito.
Algo así como a culpa vieja, enmohecida, oxidada, requemada.
Y prestada.
Se que no es mía pero aun así yo la siento.

O tal vez otros me la recuerdan.

Hace unas semanas, visitando una exposición, me par'e frente a un cuadro sobre la conquista de América. Supongo que mi cara, mi manera de vestir, mi manera de comportarme gritan a los cuatro vientos que vengo de esa vieja Europa, de la que representan bajo armaduras, subida a caballo, empuñando un crucifijo o una espada con la misma crueldad. 

Un hombre cruz'o la sala, se acerc'o hasta mi y me dijo: "la llamaban colonización, mire, mire". Yo lo mir'e a 'el, no al cuadro.
Sonreí incomoda. Creo que incluso musit'e un "lo siento".
El insistió: "mírelos, mire lo que hicieron los suyos, mire como venían."
Avanc'e hacia el siguiente cuadro.
El me sigui'o.

Y me dio un ataque de humor negro. A veces pasa. No lo puedo controlar. 
Aquella situación era absurda así que... "suerte que ahora venimos con visa para turismo, verdad? y no para conquista". Sonreí y me fui hacia el siguiente cuadro.
Me siguió otra vez y antes de que repitiera lo de "mire" con cara de rabia, una chica chilena le dijo que estaba haciendo el ridículo y me pidi'o que lo disculpara.

Hace 22 años, visitando un museo del Cuzco, me sucedió algo parecido. 
El guía dijo que con todo el oro que los españoles habíamos robado al Perú se podría construir un puente desde allí hasta Europa. Se dirigió a mi entonces, para preguntarme que donde estaba ese oro y que se lo devolviéramos a su pueblo. El resto de turistas, todos alemanes e ingleses, me miraron sorprendidos.

Ya me gustaría a mi saber donde estaba ese oro. 
Por qu'e no le preguntaba a los descendientes del corsario Drake que estaban allí conmigo? Y s'i, me encantaría devolvérselo a los indígenas pero resulta que los gobiernos americanos, ya libres del yugo esclavizador español, acabaron de masacrar a los pueblos originarios. Y al que resistió, en muchos casos, hoy lo ningunea. Yo no tengo el oro ni tengo a quien devolvérselo.

Y de esta manera podemos empezar una cadena de agravios e insultos por historias que son viejas, enmohecidas,oxidadas, requemadas... de otros, de otros que ya no están aquí y que se ríen en sus tumbas de cuitas pasadas, jugando a los dados y cantando. De otros que nunca fueron yo ni fueron nada mio.

Aun así algunos días siento culpa.
Pero no como conquistadora con armadura ni soldado ni marino ni esclavista ni fraile inquisidor... 
que nunca lo he sido. ¨Pero no como castellana vieja ni colonizadora ni imperialista ni... que nunca lo he sido.
Sino como persona.

Y releo a Neruda y recuerdo los crímenes que se perpetraron aquí mismo.
Y releo bajito: "yo vengo a hablar por vuestra boca muerta"
























1 comentario:

  1. No hem de perdre mai la memòria dels pobles vençuts. Però compte: no som nosaltres els hereus dels colonitzadors. Els genocides d'Amèrica eren els mateixos nobles, les mateixes famílies, que mantenien en la més vergonyosa misèria els nostres avis (llauradors, pagesos, pescadors...). Sí, a Europa.

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